Érase una vez tres hojitas y un cascabel.
Cuando el viento soplaba, las hojitas bailaban, mientras el cascabel sonaba.
Y sonando, sonando el Otoño iba anunciando.
Cada vez bailaban más hasta que un día ¡del árbol, echaron a volar!.
Y volando, volando vieron muchas maravillas, todo el campo cubierto de hojas secas y amarillas.
Y mientras volaban se preguntaban cuál era la razón de su cambio de color. Y así al viento preguntaron y no supo contestar y cuando llegó la lluvia volvieron a preguntar. Preguntaron muchas cosas, preguntaron sin parar pero la Señora Lluvia tampoco las supo ayudar.
A Don Otoño encontraron descansando en una rama y poniendo cara rara volvieron a preguntar: "Díganos Señor Otoño ¿qué es lo que pasa aquí? por qué nuestro color ha cambiado y del árbol tuvimos que partir".
Contestando Don Otoño, con voz ronca y muy serena, que cuando él llega con él han de llegar tanto la lluvia que moja como el viento que ha de soplar.
"Por eso amiguitas mías" – dijo el Señor Otoño - "no os debéis de preocupar, transcurridos unos meses todo esto pasará, pues vendrán otras hermanas y de nuevo al señor árbol de verde lo cubrirán".
"Muchas gracias Don Otoño" – dijeron las tres hojitas - "por a nuestras preguntas contestar, ya nos vamos más tranquilas sabiendo qué va a pasar".
Esta ha sido la historia de nuestro amigo el Otoño que siempre, por estas fechas, nos viene a visitar y como la lluvia y el viento le ayudan a trabajar.
Y colorín, colorado el cuento del Otoño ha terminado.