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jueves, 18 de abril de 2013

El niño ya come solo

Los niños comenzarán a comer solos, sin ayuda, cuando les demos ocasión para hacerlo. 

Suelen manifestar ese deseo pasado el primer año, cuando pueden tomar una cuchara y llevarla a la boca sin que se le caiga. Pero es necesario permitirles, con anterioridad, que acerquen los alimentos a la boca con sus manos, pues, de no hacerlo, tendrán después más dificultades con la cuchara.

Cuando manifiesten su deseo de querer manejar la cuchara, no debemos negarnos, aunque, simultáneamente, nosotros usemos otra para darle de comer. Así, imitarán el movimiento e irán perfeccionando la coordinación «mano-boca».

Progresivamente, se les irán poniendo porciones de comida en su cuchara, prestándole las ayudas necesarias pero suprimiéndolas cuando lo creamos conveniente. A los dos años y medio, deberían comer solos.

Al principio, derramarán parte de la cucharada, pero eso no debe enfadarnos, ya que forma parte del aprendizaje. Solo así irán perfeccionando el acto.

Consejos prácticos:
  •  Ponerle un babero grande.
  • Colocar un mantel que cubra la superficie de la mesa.
  • Comenzar por alimentos de cierta consistencia para evitar que sea mucho lo derramado y provocar la satisfacción del niño con sus aciertos.
  • Ponerle pequeñas cantidades en el plato, para que pueda terminarlo todo y sentirse satisfecho. Si fuese necesario, añadir un poco más cuando haya terminado.
  • Ponerle un poco de agua en un vaso, lo que es un sorbo, repitiendo cuantas veces sea necesario. Así lo haremos hasta que él pueda controlar cada trago.
Desde el principio, debemos ir inculcando en el niño una serie de hábitos en la comida:
  • Acostumbrarle a ir al servicio antes de sentarse, para evitar que lo haga durante la comida.
  • Colocarle en una silla alta que le permita llegar con facilidad a la mesa.
  • Evitar el uso de juguetes que puedan distraerle.
  • Dejar que, al principio, coma a su ritmo, aunque termine más tarde.
  • Evitar la televisión o los cuentos cuando se está comiendo, con el fin de potenciar la comunicación, ya que es una hora muy apropiada para hablar al niño sobre los alimentos, sus características, etc.
  • Inculcarle, con paciencia, que sea cuidadoso y limpio, acostumbrándole a que recoja lo que se cae fuera del plato y a que se limpie la boca y las manos. Si se mancha, deberá cambiársele de ropa lo antes posible.
  • Lavar los dientes después de las comidas, y las manos, antes y después.


Queremos hacer hincapié en que los hábitos son actos que, por repetición, se convierten en conductas rutinarias. Pero que pueden adquirirse hábitos buenos y malos. Los hábitos buenos darán autonomía y bienestar, tanto al niño como a la familia; los malos hábitos solo producen frustraciones e insatisfacciones para todos.

En nuestras manos está lograr la adquisición de buenos hábitos para nuestros hijos, contribuyendo a un desarrollo saludable y feliz.