Las vacaciones son el mejor
momento para disfrutar del pequeño todo lo que no se ha podido durante las
jornadas laborales. En verano, tener todo el tiempo (y la energía) disponible
puede ayudar mucho para afianzar los lazos afectivos con el niño. Es importante
disfrutar del aire libre con el bebé, fomentar la relación entre el pequeño y
los libros, así como con familiares a los que el niño, en general, ve poco.
La importancia de
dedicar tiempo al bebé en verano
Las
vacaciones con niños son muy distintas a las que se viven antes de tener hijos
o después, cuando estos ya han crecido. El bebé exige una atención casi
continua y eso obliga a que todas las actividades se deban planificar en
función de su presencia. Esto vale tanto para los viajes como para el resto del
tiempo de vacaciones; cuando padres y madres no acuden a sus puestos de trabajo
pero deben ejercer de padres y madres las 24 horas del día.
Lo
importante de las vacaciones es que se pueden aprovechar para realizar todas
aquellas actividades que durante el resto del año quedan limitadas a breves
momentos del día o de la semana.
A
menudo, padres y madres no dedican un tiempo exclusivo para jugar con el bebé
durante el año. No es extraño que los progenitores aprovechen las horas lúdicas
del pequeño para otras actividades. Sin embargo, el niño también tiene que
aprender a jugar y, en este sentido, el papel de los padres es fundamental:
deben motivarle, estar con él, hablarle y escucharle, aunque el bebé apenas emita
todavía sus primeros balbuceos.
Disfrutar al aire
libre con el niño
Es
importante aprovechar las vacaciones de verano para disfrutar de los espacios
exteriores y del aire libre con el bebé.
Una
opción muy simple para disfrutar al aire libre con el niño, y que a la mayoría
de los niños agrada, es crear pompas de jabón. Para ello, se puede comprar un
sencillo bote de burbujas o bien crearlo uno mismo, con un alambre al que se le
dé la forma correspondiente, y utilizar agua jabonosa. El líquido espumoso
necesario para formar las pompas se obtiene al mezclar agua con detergente de
lavavajillas (o champú) y un toque de glicerina. Las burbujas pueden
proporcionar horas de entretenimiento al pequeño, sobre todo si el adulto logra
pompas grandes que reluzcan bajo el sol.
El bebé y los
libros
El
verano es una buena ocasión para acercar al bebé al mundo de los libros. Esta
aproximación puede realizarse de dos maneras diferentes. Por un lado, a través
de la lectura en voz alta de historias y relatos. Si bien el menor a esta edad
todavía no entiende el sentido de la historia, sí percibirá que se le está
hablando de una manera especial y recibirá las inflexiones de la voz. Las horas
de lectura pueden convertirse en un momento especial incluso antes de que el
pequeño tenga conciencia de que le están leyendo un cuento, lo que favorecerá
que nazca el importante vínculo del niño con los libros.
Por
otro lado, el bebé usará el libro casi como si fuera un juguete. El pequeño,
cuando tiene un año de vida, está reconociendo formas, por lo que conviene
darle ejemplares coloridos, con muchas imágenes y tapas duras. Su manera de
experimentar con él incluirá llevárselo a la boca e intentar romperlo (algo que
hará si se le da un libro no indicado para su edad). De esta forma, el niño se
familiarizará con el libro desde antes de conocer sus verdadero uso y las
fantasías que guarda en su interior.
El contacto con
los familiares a los que el niño ve poco
Las
vacaciones pueden servir para que el bebé tome contacto con familiares a los
que ve poco (o nada), debido a falta de tiempo o a que viven lejos. Es lo que
ocurre con los niños que pasan el verano en el pueblo de sus padres o abuelos:
la llegada de un nuevo miembro de la familia se convierte en un verdadero
acontecimiento.
Pero
no solo en los pueblos. El ritmo que muchas personas llevan en la ciudad
ocasiona que, pese a que la distancia no sea tanta, las visitas o los
encuentros entre familiares o amigos sean esporádicas. Los días de vacaciones
representan una excelente oportunidad para compensar, al menos en parte, esas
ausencias y compartir jornadas enteras con los bebés.
Fuente:
www.consumer.es